La reciente DANA (Depresión Aislada en Niveles Altos) que ha golpeado Valencia es una tragedia, y lo es en el sentido más humano de la palabra. Sin paliativos. Nos enfrenta, una vez más, a una realidad ineludible. Al menos 202 muertos y 1900 personas desaparecidas son una dolorosa llamada de atención. Es momento de reflexionar profundamente, no solo como individuos, sino como sociedad. Estos eventos extremos se han vuelto tan frecuentes que resulta alarmante la facilidad con la que podríamos desensibilizarnos. Pero ¿hasta cuándo ignoraremos las señales? El cambio climático ya no es una cuestión de debate. Sus consecuencias están aquí, devastadoras, reales, y palpables en el día a día. La naturaleza habla alto y claro, y ya no hay espacio para la negación.
Este fenómeno es una llamada de atención a una sociedad que, hasta el momento, se resiste a comprender el cambio climático como un hecho inminente que afecta vidas humanas y la economía de cada comunidad (te dejo un ejemplo aquí). ¿Es necesario que sigamos perdiendo vidas para entender la urgencia de esta crisis? Lamentablemente, parece que solo cuando las consecuencias afectan a la seguridad, la economía y a la vida misma, nos damos cuenta de que el cambio climático ha dejado de ser una amenaza futura para convertirse en un problema actual.
El negacionismo climático ya no es una opción viable ni responsable. El negacionismo climático se ha vuelto una posición obsoleta y peligrosa. Ignorar las advertencias científicas es poner en riesgo no solo la estabilidad ambiental, sino también la social y económica. Quienes eligen negar el cambio climático también eligen ignorar la ciencia y el testimonio de cientos de familias afectadas en todo el mundo. Porque el cambio climático no solo es una estadística, es la pérdida de hogares, de economía, de estabilidad y, en este caso, de vidas.
La ciencia ha advertido durante décadas sobre los efectos de un planeta en calentamiento: alteración del ciclo del agua, eventos extremos más frecuentes y temperaturas que empujan a la atmósfera a retener más humedad, intensificando tormentas e inundaciones. Mientras las autoridades y empresas siguen debatiendo el cambio climático como un tema discutible o esperando que pase “de moda”, el cambio está alterando la vida de miles de personas en todo el mundo.
Es urgente que la acción medioambiental se priorice en todos los niveles: desde la vida personal hasta la política estatal y global. Cambiar nuestro estilo de vida y exigir políticas comprometidas ya no son actos ideales, sino necesarios. La DANA en Valencia nos recuerda que, cuando la naturaleza habla, su mensaje es ineludible. El cambio depende de todos, y el tiempo de actuar es ahora.
Ahora solo queda acompañar en el sentimiento a aquellos que han perdido familiares o amigos y darles todo el apoyo necesario para poder reconstruir sus ya truncadas vidas.
Foto portada: Vehículos amontonados en una calle tras las intensas lluvias de la fuerte DANA en Picaña, Valencia. Agencia EFE.
Última actualización: 01/11/2024. Actualización de 95 fallecidos a 202 y estimación de 1900 desaparecidos.